Vino: entre la realidad de la industria, la política y las contradicciones
Nota de opinión
Los industriales vitivinícolas debemos reflexionar acerca de lo que estamos financiando con la contribución obligatoria; hasta ahora y tal como advertimos desde hace años la gestión de COVIAR además de no ser expresiva de todos los sectores ensaya acciones que no se traducen en una mejora de la vitivinicultura.
Según las estadísticas publicadas por el INV la comercialización de vinos de la vitivinicultura argentina, comparando el año 2021 con el 2020 tuvo una disminución de ventas al exterior, en volumen, equivalentes al 15% mientras que en el mercado interno la caída fue del 12%. Las exportaciones de mostos disminuyeron un 25%. El mercado de traslado en Mendoza se redujo un 17%, considerando el ponderado total de vinos transados, mientras que el mercado de uvas sigue sin cubrir los costos de producción. En este contexto el productor/elaborador vitivinícola intenta sobrevivir, pero la falta de rentabilidad lo persigue hasta obligarlo a abandonar sus propiedades.
Frente a este cuadro de situación el presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) en su balance de gestión del último año y con referencia al forzado PEVI 2030, enumera una serie de supuestos logros y vagos objetivos presentando conclusiones rimbombantes que se arriman más a la ficción que a la realidad.
Que la política partidaria sobreactúe o haga uso y abuso de un discurso exitista o detractor según el rol que ocupe circunstancialmente es algo que la sociedad lo asume como inevitable y hasta risueñamente, pero que dirigentes del sector privado imiten ese comportamiento es inadmisible, porque si aquel es grotesco, este es patético.
Ansiosos de mostrar resultados no reparan en adjudicarse como logros propios el trabajo de entidades de base, destacar precarios equilibrios o resaltar inversiones a futuro; o insistir empecinadamente en una devaluada promoción del vino en el mercado interno; o festejar que más provincias se sumen como productoras de uvas mientras cada año entre Mendoza y San Juan se discute agriamente un porcentaje de uvas a otros destinos que no sea a vinos para no saturar un mercado cada vez más chico (recientemente en san Juan las entidades de Coviar, ya indiferentes a mostrar su naturalizada deformación institucional solicitaron un 26 % de diversificación a la elaboración de mosto).
Ante semejante panorama los industriales vitivinícolas debemos reflexionar acerca de lo que estamos financiando con la contribución obligatoria; hasta ahora y tal como advertimos desde hace años la gestión de COVIAR además de no ser expresiva de todos los sectores ensaya acciones que no se traducen en una mejora de la vitivinicultura a no ser que la particular experiencia de un dirigente, a quien se estima exitoso sea asociada a las bondades del PEVI y desde allí sean proyectadas al resto, aunque por alguna extraña razón no logremos darnos cuenta.
Es sabido que una afirmación falsa, una afirmación verdadera y una afirmación inventada no presentan, desde el punto de vista formal, diferencia alguna, pero con el tiempo deberíamos aprender a distinguirla.
Javier Palau
Presidente
CENTRO DE VIÑATEROS Y BODEGUEROS DEL ESTE
Link Ambito Financiero - Negoscios - 05/03/2022